Con ello, además de proteger a su empresa frente a bajadas en el rendimiento de sus modelos de IA, se logran otros beneficios como un mayor control sobre las soluciones desplegadas por terceros, aumentar indicadores como la tasa de adopción, cuota de mercado, o ingresos, así como acortar su ciclo de ventas o aumentar la confianza del cliente final en su producto.
Esta solución aplica a toda empresa que esté desplegando servicios o procesos basados en IA, si bien los casos de uso más frecuentes los encontramos en Finanzas, Energía, Construcción, Agricultura, Industria o Telecomunicaciones, ya que son las que, en la actualidad, y de forma creciente, despliegan un mayor número de soluciones y programas basados en IA.
“Uno de los temas más candentes en el mundo empresarial actual es la inteligencia artificial, con el 95% de los líderes empresariales mundiales considerando que los recientes avances en IA generativa marcan el comienzo de una nueva era. A medida que esta tecnología siga haciéndose más común en los procesos, operaciones y servicios de las empresas, sus riesgos aumentarán exponencialmente produciendo un perjuicio tanto a la propia empresa, como a sus clientes y terceros”, afirma Pablo Montoliu, CIIO de Aon España. “Comprender la capacidad actual y futura de la IA, los riesgos potenciales y la gestión de estos, puede ayudar a los líderes empresariales a tomar mejores decisiones”.
