Puntos débiles de un modelo de producto que impide el éxito de las aseguradoras

 

La transformación tecnológica que venimos viviendo desde hace años y la llegada de la Covid-19, que la ha acelerado a velocidad de vértigo, hacen que el sector asegurador deba adaptarse al mismo ritmo si no quiere quedarse atrás. Por eso, las aseguradoras que triunfan son las que buscan soluciones y definen su futuro con rapidez. En este mundo tan convulso, pero a la vez tan inspirador a la hora de plantearse nuevos retos y aprovechar oportunidades.

Fuente: INESE Noticias

En una primera parte del ‘Libro de tácticas del futuro’, se analiza el producto como uno de los aspectos imprescindibles de las cuatro categorías importantes -ventas, servicio y datos- que deben funcionar para que las aseguradoras puedan ser rápidas.

Y, ¿cómo se consigue un gran producto? Indudablemente parte de una idea que se va desarrollando a través de una estrategia definida hasta que se llega a su ejecución. Las aseguradoras de hoy en día ya no tienen que depender exclusivamente del criterio y la experiencia del hombre para filtrar y priorizar las ideas. Las herramientas de datos y análisis avanzadas, cuando se utilizan con eficacia, proporcionan información que puede ayudar a encontrar oportunidades significativas y rentables que lleven a la innovación de productos.

Estrategia

Llegados a este punto, entra en juego la estrategia, donde la habilidad y la experiencia humanas son imprescindibles para convertir las ideas valiosas en productos que se puedan construir, vender, repetir y mantener. Dentro de la estrategia, uno de los aspectos fundamentales es la fijación de precios, que en el sector viene de la mano del actuario. Para entender los riesgos de los clientes, las aseguradoras a veces recurren a empresas como LexisNexis, que, en el caso de los seguros comerciales, pueden ofrecer información relacionada con pérdidas importantes, por ejemplo, poniendo de manifiesto demandas sobre infracciones del producto, o riesgos medioambientales, con datos obtenidos vía satélite y a través de drones.

Las aseguradoras deben garantizar que los datos se recopilen coherentemente en varios silos y sistemas

En cuanto a la ejecución, tarea nada sencilla, esta requiere una coordinación esmerada, una comunicación coherente y tecnología resistente a cambios y ajustes de escala. En un primer paso, “las aseguradoras deben trabajar con los equipos legales para diseñar y perfeccionar los contratos, de manera que se ajusten a ciertas directrices reglamentarias y normas de conformidad”. Por ello, el informe advierte de que este proceso puede ser complejo y llevar mucho tiempo, dado que las aseguradoras deben garantizar que los datos se recopilen coherentemente en varios silos y sistemas.

El último paso del proceso es la creación del producto en sí. Normalmente implica entregar las especificaciones verificadas y aprobadas por el regulador a un equipo de desarrollo, que convertirá el concepto del producto en código. Un proceso que puede llevar meses o incluso más tiempo.

Desafíos

Pero ¿por qué es aquí donde la mayoría de las organizaciones ha fracasado? Porque el modelo de desarrollo de producto actual refleja las realidades de otra época. El aumento de fusiones y adquisiciones de seguros han propiciado un panorama mucho más competitivo donde el pez grande se come al pequeño y donde los que permanecen reciben tal presión que su débil modelo de producto supone un obstáculo para el éxito.

Las aseguradoras tendrán que modernizarse y actualizar sus sistemas

En Duck Creek analizamos dónde se cometen esos fallos: en los datos de mala calidad que no facilitan un acceso ágil al mercado, en los largos plazos de presentación (el producto que no vea la luz en un año puede quedar trasnochado en su lanzamiento), en la realización de numerosas pruebas que ralentiza su desarrollo, en el largo proceso de presentación de los datos correctos a los reguladores para la aprobación de la normativa que permita su puesta de largo en el mercado, y en una negativa experiencia de cliente ocasionada por extensos cuestionarios, retrasos en los procesamientos y falta de transparencia.

Ante este panorama, los sistemas de las aseguradoras y, por extensión, sus modelos operativos, deberán dejar de existir en la próxima década debido a los elevados costes y a la escasez de experiencia necesaria para mantenerlos.

Algunos de los lenguajes que emplean, como Cobol, ya no se enseñan, puesto que el software ha evolucionado hacia alternativas de programación más inteligentes y eficientes. Por lo tanto, cada vez es más complicado encontrar las personas que mantengan sus sistemas, simplemente porque se están jubilando. Para Duck Creek no es un una tendencia o un fenómeno nuevos en el mercado, sino tan sólo el tiempo y la física de los negocios. Así que, “a menos que las aseguradoras hayan encontrado un modo de doblegar el continuo espacio-tiempo, tendrán que modernizarse y actualizar sus sistemas”.