Un sector que avanza hacia el futuro

 

Las aseguradoras, como el resto de las compañías de cualquier sector, miran hacia el futuro llenas de incógnitas e incertidumbre ante los grandes cambios que se están produciendo y aquellos que están por venir. El reto es titánico: adaptarse a un cliente cada vez más exigente e informado.

Fuente: INESE Noticias

Para ello, resulta fundamental abordar sin tapujos la transformación digital, ser rápidos y ágiles en las respuestas a las soluciones e, incluso, adelantarse a las necesidades de los asegurados. Los cambios traen oportunidades extraordinarias y el futuro, también.

En la segunda parte del ‘Libro de tácticas del futuro’, analizamos cómo será la aseguradora que triunfa: se diferenciará por ver oportunidades donde otros no las ven, aprovechará una red de relaciones enriquecida para entender cómo cambian los clientes y las empresas con el paso del tiempo; sacará partido a fuentes de datos enriquecidos para ver al cliente de manera global e identificar áreas de necesidad significativas; y podrá saber, a partir de lo que sucede en nuestras vidas (hitos vitales incluidos), qué necesitamos en lo que respecta a un seguro. La aseguradora que triunfe será aquella que sepa dónde debe invertir en el presente, la que desarrolle velocidad, rigor, flexibilidad y una cultura inspiradora.

La estrategia está en invertir en la ventaja competitiva. Las aseguradoras están sentadas sobre una mina de oro de datos de clientes recopilados durante décadas, algo que no se reproducirá nunca en Google o Goldman Sachs. Las ventajas competitivas de las aseguradoras residen en las pólizas con las que se han curtido, de forma que el reto estará en explotar el valor que tienen a su alcance. “La aseguradora que pueda combinar estos datos sin procesar con experiencia en el sector y modelos actuariales vanguardistas podrá identificar las áreas de microconsolidación, crear productos hiperapropiados, empaquetarlos de manera idónea y ofrecerlos a los clientes en el contexto correcto”.

Pero ¿qué hace falta para convertir esta información sin procesar en un producto real y, por ende, en una diferenciación real? La compañía que pueda responder a esta pregunta correctamente hoy será líder del sector mañana.

Innovación

Las aseguradoras más innovadoras del mundo no solo disfrutan de mentes actuariales brillantes, sino que dotan a sus empleados de la información adecuada y les fortalecen con la cultura correcta, las herramientas y los modelos de colaboración que necesitan para una creación activa con miras al futuro. Estas aseguradoras no intentan que sus empleados actúen solos. Están abiertas a colaboraciones con empresas emergentes y especialistas en toda la cadena de valor para seguir creciendo en cuanto a las áreas de experiencia y habilidades necesarias para mantenerse a la cabeza del cambio.

Muchas aseguradoras han empezado a participar en mercados nicho de seguros asociándose con agencias de suscripción. Básicamente, estas compañías subcontratan su modelo operativo de productos y permiten que empresas más pequeñas y rápidas desarrollen los productos de manera independiente.

Otras compañías del sector han empezado a invertir en incubadoras de empresas emergentes para extraer abundantes fuentes de inspiración e innovación y las hay que han optimizado sus sistemas para permitir la creación de nuevas plataformas que dejan al descubierto fuentes de valor sin explotar en las relaciones con los clientes. En 2014, Zurich lanzó ZTrade. La plataforma, con tecnología de Duck Creek Policy, entrega nuevos productos y tasaciones y ofrece a los agentes cotizaciones de pólizas orientativas en menos de 60 segundos. Zurich se anticipó y modernizó sus sistemas principales, lo que favoreció el despliegue de su exitosa plataforma comercial. Ahora Zurich ya está preparada para afrontar las innovaciones desestabilizadoras del futuro.

A pesar de que este ejemplo representa un caso práctico interesante, consideramos que tan sólo son soluciones temporales. “Aportar un modelo de negocio y permitir que otros creen productos a cargo de su fondo de capitales no es sostenible a largo plazo, ya que corre el riesgo de convertirse en una simple fuente de financiación mercantil”.

Y se pregunta, una vez que se llega a ese punto, ¿por qué una empresa de tecnología o servicios financieros rica en capitales no entra en el mercado con un modelo de asociación similar? Para crear ventajas competitivas sostenibles, las aseguradoras deben sacar las tecnologías de la información de la ecuación. Obviamente, esto no implica librarse de los sistemas de TI. Significa modernizarlos hasta el punto de que resulten esenciales en cuanto a eficacia, velocidad y éxito, en lugar de ser una carga operativa. Ese es el punto en el que las aseguradoras pueden invertir tiempo, energía y dinero en pulir su verdadera ventaja competitiva: su estrategia y sus empleados.

Construyendo el futuro

Hemos establecido tres roles de la aseguradora del futuro. El primero de ellos consiste en establecer la base de crecimiento. Las aseguradoras que se consideren proveedoras de seguridad, estabilidad y oportunidades financieras, sobre todo en el contexto de las economías emergentes, pueden tener un papel mucho mayor en el establecimiento de la infraestructura y la confianza necesarias para el crecimiento continuo. La aseguradora del futuro puede ayudar a construir una base sólida en las regiones en desarrollo, explotando un nuevo subconjunto de gobiernos y clientes que necesitan y finalmente pueden adquirir seguros.

El segundo rol tiene que ver con la eliminación del inmovilismo. Tener una red de seguridad es algo que da fuerza y tranquiliza, sobre todo cuando se intenta pensar y crecer más como negocio. Cuando las aseguradoras empiezan a definirse a sí mismas como facilitadoras o entidades que dan seguridad, pueden ayudar a las empresas a superar el inmovilismo. Actúan como un socio que da aliento a las empresas para que consigan sus ambiciones y ofrecen productos y servicios que son más innovadores, apropiados y atrevidos.

El tercer rol se refiere a desempeñar un papel más activo. Las aseguradoras llevan mucho tiempo siendo meras propietarias y emisoras de contratos silenciosas que solo entran en juego cuando ha ocurrido algo malo. En un mundo cada vez más “inteligente”, las aseguradoras deben asumir un rol más activo a la hora de mantener la seguridad y el bienestar de las personas, sin importar el momento vital de los clientes. Si las aseguradoras pueden verse como orientadoras proactivas, no solo reducirán el dolor de la pérdida, sino también serán promotoras activas de sociedades más sanas y seguras.

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