El cibercrimen continúa siendo la principal amenaza para la industria aseguradora

 

El informe Banana Skins 2023, elaborado por PwC en colaboración con el Centro de Estudios para la Innovación Financiera (CSFI), destaca que las principales amenazas para la industria aseguradora son el cibercrimen, la regulación y el cambio climático.

Fuente: future.inese.es

El cibercrimen, que incluye la fuga de información, robo de datos y ataques de phishing, continúa siendo la principal preocupación de las aseguradoras debido al impacto en la reputación y operaciones de las compañías. Los ciberataques cada vez más sofisticados, incluyendo el uso de Inteligencia Artificial por parte de los criminales, plantean una amenaza significativa.

Regulaciones futuras: también preocupa DORA

Por su parte, la regulación, como la IFRS 17 y la normativa de conducta, representa el segundo riesgo más citado. Las regulaciones futuras, como la resiliencia operativa digital (DORA) y la Directiva de Reporte de Sostenibilidad Corporativa, generan preocupación sobre la capacidad de innovación y competitividad de las aseguradoras.

El cambio climático ocupa el tercer lugar en la lista de amenazas, con un aumento en la frecuencia y severidad de desastres naturales que afectan a la industria aseguradora. La transición hacia una economía baja en carbono y la creciente demanda de informes de sostenibilidad también preocupan a los directivos.

riesgospwc[1]Otros riesgos

Otros riesgos relevantes incluyen la tecnología y su ritmo de cambio, la escasez de talento, la gestión del cambio, y el contexto geopolítico y macroeconómico volátil. La confianza de las compañías aseguradoras para enfrentar estas amenazas ha disminuido ligeramente en comparación con años anteriores.

Con más detalle:

  • La tecnología, en sentido estricto, y la posibilidad de que las aseguradoras no sean capaces de seguir el ritmo trepidante del cambio tecnológico cae una posición -de la tercera a la cuarta-, pero sigue siendo un área de atención para las compañías de seguros. Uno de los mayores obstáculos para la modernización tecnológica son los costes, particularmente, en un contexto en el que es difícil saber por qué tecnologías apostar y hasta qué punto será posible rentabilizar estas inversiones.
  • La escasez de talento, la gestión del cambio, los efectos de un contexto geopolítico y macroeconómico volátil con altas tasas de inflación, y la reducción de costes son los riesgos que más posiciones han avanzado en la clasificación del informe. En el caso del primero, las compañías aseguradoras reconocen que tienen cada vez más problemas para atraer y retener el talento, especialmente, de perfiles tecnológicos. Una de las cuestiones que se plantean los directivos entrevistados es si la industria aseguradora es lo suficientemente atractiva como para atraer el talento que necesita. Por contra, los tipos de interés, la rentabilidad de las inversiones, y la competencia pierden peso en el ranking de riesgos y caen significativamente respecto a años anteriores.

Finalmente, el estudio pregunta a los directivos del sector cómo de preparados consideran que están para afrontar estas amenazas. De una escala de 1 -poco- a 5 -bien preparado-, la respuesta media de los entrevistados sitúa el nivel de preparación en 3,20 puntos, por debajo del 3,22 registrado hace dos años, lo que sugiere un ligero deterioro de la confianza que tienen las compañías de la industria para hacer frente a los desafíos que vienen. Existe, por tanto, una menor percepción de la capacidad de la industria para afrontar las amenazas. Esta confianza decrece de forma exponencial en materia de riesgos y amenazas vinculados con la tecnología -cibercrimen incluido-, y el cambio climático.

Para Pedro Díaz-Leante, socio responsable de Seguros en PwC, “una vez estabilizado el entorno macroeconómico, la agenda de los consejos de administración de las empresas aseguradoras estará marcada, sin lugar a dudas, por la respuesta a las amenazas derivadas de la innovación tecnológica -donde la inteligencia artificial será disruptiva-, la seguridad y la obsolescencia, y por los efectos del cambio climático, a los que se suma una avalancha regulatoria en estas cuestiones. DORA y CSRD son un buen ejemplo de ello.”

En resumen, el informe destaca la necesidad de que las aseguradoras se adapten a los desafíos tecnológicos, regulatorios y climáticos para mantener su competitividad y resiliencia en el mercado asegurador.